Mexico.- El Papa Francisco estará en el país dentro de un mes. Una visita esperada y expectante, después de que no incluyó al país en su primera gira por América el año pasado.
Mucho se especuló en torno a la exclusión de México en aquella primera visita. Ayotzinapa parecía haber sido el tema de controversia. Que el Papa deseaba visitar la escuela normal rural o su intención de reunirse con las familias de los 43 estudiantes, pero que el gobierno de México negó esa posibilidad. La versión nunca se confirmó, pero tampoco nadie la negó, dejando abierto el camino a todo tipo de especulaciones.
La visita papal al país deja atrás cualquiera de las versiones anteriores, y en su lugar queda una gira realmente generosa y emotiva: estará cinco días (12 al 17 de febrero), en los que visitará cinco entidades: ciudad de México; Ecatepec, Estado de México; Tuxtla Gutiérrez y San Cristóbal Las Casas, Chiapas; Morelia, Michoacán; Juárez, Chihuahua.
Además de encuentros con autoridades civiles, eclesiásticas y diplomáticos, el Papa está incluyendo una agenda de claro contenido social, con visitas a un hospital pediátrico para encontrarse con niños que padecen cáncer, con comunidades indígenas en Michoacán y en Chiapas, y con una visita al penal de Ciudad Juárez. En estos tres lugares seguramente se harán los pronunciamientos de mayor impacto y contenido social, que son la marca del Papa Francisco. Es bien conocida su inclinación por las causas indígenas, la defensa de los migrantes y la condena a las injusticias en los penales.
La visita se da en el contexto de un año electoral, donde habrá elecciones en 15 entidades del país (en 13 para gobernador, en uno para alcaldes y congreso local, y en la Ciudad de México para la asamblea constituyente). De inmediato, el cardenal michoacano, Alberto Suárez Inda, advirtió que el Papa no viene a legitimar al gobierno ni a ningún actor político, ya que es un Papa liberal y crítico de todos los que actúan alejados de la moral, la ética y el servicio al prójimo.
Un ejemplo del tipo de mensaje que el Papa ha pronunciado en eventos de alto impacto social, lo tenemos en su visita a los presos del Instituto Correccional Curran-Fromhold en Filadelfia, Estados Unidos, el pasado 27 de septiembre del 2015. Aquí los pasajes más importantes.
“Gracias por recibirme y darme la oportunidad de estar aquí con ustedes compartiendo este momento. Un momento difícil, cargado de tensiones. Un momento que sé que es doloroso no solo para ustedes, sino para sus familias y para toda la sociedad. Ya que una sociedad, una familia que no sabe sufrir los dolores de sus hijos, que no los toma con seriedad, que los naturaliza y los asume como normales y esperables, es una sociedad que está «condenada» a quedar presa de sí misma, presa de todo lo que la hace sufrir. Yo vine aquí como pastor, pero sobre todo como hermano, a compartir la situación de ustedes y hacerla también mía; he venido a que podamos rezar juntos y presentarle a nuestro Dios lo que nos duele y también lo que nos anima y recibir de Él la fuerza de la Resurrección.
“Por la fe sabemos que Jesús nos busca, quiere sanar nuestras heridas, curar nuestros pies de las llagas de un andar cargado de soledad, limpiarnos del polvo que se fue impregnando por los caminos que cada uno tuvo que transitar. Jesús no nos pregunta por dónde anduvimos, no nos interroga qué estuvimos haciendo. Por el contrario, nos dice: «Si no te lavo los pies, no podrás ser de los míos» (Jn 13,9). Si no te lavo los pies, no podré darte la vida que el Padre siempre soñó, la vida para la cual te creó. Él viene a nuestro encuentro para calzarnos de nuevo con la dignidad de los hijos de Dios. Nos quiere ayudar a recomponer nuestro andar, reemprender nuestro caminar, recuperar nuestra esperanza, restituirnos en la fe y la confianza. Quiere que volvamos a los caminos, a la vida, sintiendo que tenemos una misión; que este tiempo de reclusión nunca ha sido y nunca será sinónimo de expulsión.
Vivir supone “ensuciarse los pies” por los caminos polvorientos de la vida y de la historia. Y todos tenemos necesidad de ser purificados, de ser lavados. Todos. Yo el primero. Todos somos buscados por este Maestro que nos quiere ayudar a reemprender el camino. A todos nos busca el Señor para darnos su mano.
“Es penoso constatar sistemas penitenciarios que no buscan curar las llagas, sanar las heridas, generar nuevas oportunidades. Es doloroso constatar cuando se cree que solo algunos tienen necesidad de ser lavados, purificados no asumiendo que su cansancio y su dolor, sus heridas, son también el cansancio, el dolor, las heridas, de toda una sociedad. El Señor nos lo muestra claro por medio de un gesto: lavar los pies y volver a la mesa. Una mesa en la que Él quiere que nadie quede fuera. Una mesa que ha sido tendida para todos y a la que todos somos invitados.
“Este momento de la vida de ustedes solo puede tener una finalidad: tender la mano para volver al camino, tender la mano para que ayude a la reinserción social. Una reinserción de la que todos formamos parte, a la que todos estamos invitados a estimular, acompañar y generar. Una reinserción buscada y deseada por todos: reclusos, familias, funcionarios, políticas sociales y educativas. Una reinserción que beneficia y levanta la moral de toda la comunidad y la sociedad.
“Y quiero animarlos a tener esta actitud entre ustedes, con todas las personas que de alguna manera forman parte de este Instituto. Sean forjadores de oportunidades, sean forjadores de camino, sean forjadores de nuevos senderos.
Todos tenemos algo de lo que ser limpiados y purificados. Todos. Que esta conciencia nos despierte a la solidaridad entre todos, a apoyarnos y a buscar lo mejor para los demás.
“Miremos a Jesús que nos lava los pies, Él es el «camino, la verdad y la vida», que viene a sacarnos de la mentira de creer que nadie puede cambiar, la mentira de creer que nadie puede cambiar. Jesús que nos ayuda a caminar por senderos de vida y plenitud. Que la fuerza de su amor y de su Resurrección sea siempre camino de vida nueva.
“Y así como estamos, cada uno en su sitio, sentado, en silencio pedimos al Señor que nos bendiga. Que el Señor los bendiga y los proteja. Haga brillar su rostro sobre ustedes y les muestre su gracia. Les descubra su rostro y les conceda la paz. Gracias.
“La silla que han hecho es muy linda, muy hermosa. Muchas gracias por el trabajo”.
Fuente: Por Esto!