CHETUMAL.- Grietas y fracturas en la cinta asfáltica, trabajos incompletos, carpetas de menor altura, en otras palabras trabajos de menor calidad en la infraestructura carretera de Quintana Roo, son algunas de las consecuencias de la gran corrupción del Centro de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).
En recorrido de este medio informativo por las obras de modernización de la Vía Corta Chetumal-Mérida, se encontraron diversos detalles que muestran baja calidad y desperfectos en tramos recién pavimentados.
Se puede observar que en algunos tramos es mínima la carpeta asfáltica aplicada a esta obra tan importante para la comunicación entre los estados de Yucatán y Quintana Roo, por lo que rápidamente han surgido baches, y en algunas partes parece que la emulsión asfáltica es milimétrica, dejando ver la base de material pétreo.
También se notó que no existe una aplicación uniforme y la superficie muestra porosidad, por lo que no será duradero este trabajo.
Las deficiencias en los procesos constructivos, los desniveles inadecuados, la carencia de señalización en tramos de la construcción, y la menor calidad en la infraestructura carretera federal afectará a los miles de usuarios que emplean esta vía.
Esto se observa mientras es cuestionado el director de la Unidad de Servicios Técnicos del Centro SCT Quintana Roo, Felipe Puc Hernández, de aprovechar su cargo para lucrar con los contratos de obra pública, al obligar a las empresas ganadoras de licitaciones a contratar a Control de Calidad en Obras Viales S.A. de C.V., la cual está a nombre de su hija, Daffry Alicia Puc.
Además, tras quedar en evidencia que el supuesto laboratorio está ubicado en una vivienda de la colonia Forjadores, sin logotipo alguno, trascendió que la “empresa” Control de Calidad en Obras Viales S.A. de C.V. labora sin haber tramitado su licencia de funcionamiento.
Mientras esta corrupción en el Centro SCT Quintana Roo ha sido señalada en diversas ocasiones en entrevistas realizadas al delegado Francisco Elizondo Garrido, éste ha negado la evidente problemática y ha manifestado que “Quintana Roo tiene las mejores carreteras de todo el país”.
Diezmos institucionalizados
En este sentido, es necesario recordar que además del caso de funcionarios de la SCT que buscan cómo favorecerse del presupuesto, fuentes confiables han señalado que la mala calidad en las obras también recae en que al asignar los contratos a las empresas, los funcionarios de la dependencia federal han institucionalizado un diezmo de entre el 10 y 25 por ciento del monto total del proyecto.
El dinero es exigido por los funcionarios cuando pagan los anticipos de obra, por lo que las empresas, principalmente foráneas, para no complicarse, del 75 por ciento del recurso restante toman el 10 por ciento de utilidad y subcontratan a las empresas locales.
Las empresas estatales son las que tienen que lidiar con un presupuesto sumamente bajo y buscar cumplir con las especificaciones de las obras. Sin embargo, mientras la dependencia federal no le pague a la empresa foránea, las empresas locales subcontratadas aportan su maquinaria, capital y adquieren materiales para realizar los trabajos.
Pero estas empresas locales están expuestas a que la compañía foránea se desentienda, no les paguen la totalidad de los recursos y las dejen endeudadas, al mismo tiempo que las obras pueden quedar incompletas.
Ésta es una práctica que no sólo representa un saqueo del presupuesto carretero para Quintana Roo, sino que impide la derrama económica, la estabilidad del sector de la construcción local y problemas de calidad con las obras de infraestructura federal.
Fuente: Por Esto!