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Llegó el momento, para que una mujer sea Presidenta de México

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img_1452757214_2eeeb3f8320e2be5d9c5MERIDA, Yucatán.- Llegó el momento para que una mujer sea Presidenta de México, afirmó ayer, claro y fuerte, Ivonne Ortega Pacheco durante la ceremonia conmemorativa del Centenario del Congreso Feminista de Yucatán que tuvo lugar en el teatro José Peón Contreras.
Su afirmación fue recibida con notorio entusiasmo por todas y todos los presentes en ese recinto que hace una centuria, durante el gobierno revolucionario del General Salvador Alvarado, recibió a las delegaciones femeninas que participaron en aquel histórico congreso.
Resaltó que las mujeres tienen todos los atributos para iniciar y concretar una nueva oleada y un nuevo ciclo de transformaciones revolucionarias.
— Juntas volemos más alto, miremos más lejos, seamos más fuertes, pensemos en grande, y sobre todo, haciéndole caso a nuestro corazón… salgamos sin miedo y con mucho coraje, con toda la casta, a hacer nuestros sueños realidad, señaló.

A continuación reproducimos en forma íntegra su intervención:

Han pasado 100 años desde la realización del Congreso Feminista de Yucatán… 100 años de historia, 10 décadas, 20 lustros, 3 generaciones… y juntas hemos avanzado mucho, conquistado mucho, alcanzado mucho, abierto muchos caminos y puertas… sin embargo, con realismo y franqueza de mujer, hay que decir que ese mucho, que esos muchos… todavía… todavía no son suficientes.
Las mujeres que se reunieron aquí hace 100 años, fueron todas memorables, y precisamente pensando en ellas me pregunto si nosotras, si esta generación también merecerá serlo.
El Congreso Feminista de Yucatán constituye un símbolo vigente, tanto que hoy estamos aquí para conmemorarlo, pero –insisto- no puedo dejar de preguntarme si esta reunión de nosotras, en este 2016, también merecerá ser recordada como el principio de algo, como un parteaguas para la historia de la lucha social y política de la mujer mexicana.
Sería muy triste, de verdad muy triste, que en el 2116 – es decir, dentro de 100 años más- se reunieran de nuevo las mujeres de ese tiempo a celebrar lo que será el 200 aniversario del Congreso Feminista de Yucatán y en ese marco futuro, nada, absolutamente nada se dijera de las mujeres de esta generación, de las mujeres que hoy estamos en la lucha por nuestro país, nuestro género, nuestra gente.
Yo creo -al ver a quienes estamos reunidas aquí- que en nosotras hay lo necesario, que en nosotras hay el coraje, la determinación y –sobre todo- la capacidad para que en el 2016 también se inicie algo a la altura de lo que Rita Cetina, Elvia Carrillo y Antonia Jiménez Trava iniciaron hace 100 años.
Para mí, se los digo de frente, sería muy cómodo conmemorar lo hecho, honrar una fecha y después seguir como si nada hubiera pasado, pero yo sé que la mujer mexicana NO es así, yo estoy segura que nosotras no somos así.
Sólo tiene sentido conmemorar lo iniciado hace 100 años, si hoy –aquí y ahora- nosotras nos proponemos metas igual de ambiciosas, igual de revolucionarias.
Se los digo de forma directa, sólo podremos honrar debidamente a la generación de mujeres que abrió las revoluciones de género del siglo XX, si nos decidimos a hacer la nueva revolución femenina del siglo XXI.
Porque la única manera de honrar un Congreso Feminista que fue detonador del cambio, es que ahora nosotras iniciemos una nueva oleada y un nuevo ciclo de transformaciones.
El camino que se trazó hace 100 años, sigue vigente, sigue ahora decidir las metas que a ustedes y a mí, a nosotras, nos toca alcanzar.
Hace 100 años uno de los grandes temas era el acceso de la mujer a la educación, hoy podemos proponer ver más mujeres en los centros educativos de excelencia, más becas, más programas académicos, pero –sobre todo- hoy podemos proponer más mujeres rectoras, proponer desde ahora una futura mujer rectora en la UADY , una futura mujer rectora en la UNAM y en muchas más instituciones educativas… eso… eso es lo que nos toca.
Hace 100 años el derecho de la mujer al trabajo era uno de los grandes temas, y hoy ya empezamos a ser mayoría en el mercado laboral, así que nos toca asegurar igualdad de sueldos, nos toca exigir más mujeres dirigiendo empresas e instituciones, nos toca ver a más mujeres presidiendo las grandes organizaciones obreras, campesinas y también las empresariales… eso es también lo que nos toca.
Hace 100 años luchábamos por el derecho a la participación política, el derecho a votar… ahora nos toca ver a más mujeres gobernadoras, más mujeres secretarias de estado, más mujeres presidiendo los espacios del poder legislativo… y por supuesto… sé que ya lo adivinan y lo piensan- ahora nos toca a esta generación preparar el camino para que una mujer sea presidenta de México.
Eso, eso también nos toca a nosotras, a esta generación, a este tiempo, a esta coyuntura.
De verdad, esas son las metas mínimas que siguen, ése el paso que sigue en el camino que iniciamos hace 100 años, si es que queremos tener rumbo y memoria en 100 años que siguen.
Y todo esto viene de una reflexión, simple, lógica, pero muy profunda, que quiero compartir con ustedes.
Lo digo con absoluta convicción, hace 100 años la lucha era por ser incluidas, hoy la lucha es por encabezar.
Hoy la lucha no es sólo por ser tomadas en cuenta, hoy la lucha es por dirigir, por decidir, por estar al frente.
Porque la violencia de género, la discriminación laboral, la pobreza que golpea más a las niñas, la todavía injusta repartición de oportunidades que nos afecta, todos esos flagelos, sólo podrá erradicarse del todo, si las mujeres nos decidimos a dar el siguiente paso, el paso al frente, el paso a la vanguardia.
Hace 100 años grandes mujeres luchaban por ser parte plena de la sociedad, hoy sobre sus logros y conquistas, debemos aspirar a guiarla
Al paso de la inclusión, debe seguir el paso de la dirección, de una sociedad, de un país, de una nación donde la mujer no sólo participe, sino dirija, decida y marque rumbo.
Y claro que podemos.
Las mujeres sabemos administrar, lo mismo un hogar, una familia, una escuela, que un municipio, un estado y una Nación… eso está probado.
Las mujeres que sabemos conciliar y reconciliar un hogar, poder reconciliar a una sociedad, podemos reconciliar a un sistema político y de partidos, a una democracia que debe dar mejores resultados.
Las mujeres que cuidamos la seguridad de nuestros hijos, de nuestro seres queridos, podemos enfrentarnos a los criminales –lo hemos hecho-, mantener la paz y la tranquilidad –también lo hemos hecho- y encabezar –como hoy ya encabezamos con éxito- instituciones claves de la seguridad nacional y estatal.
Las mujeres que somos madres solteras, que podemos trabajar lo mismo en una oficina que en una maquiladora y luego llegar a hacernos cargo de gran parte del trabajo en el hogar, podemos trabajar sin cansancio por México y su futuro, cada día, cada semana, cada año. Nosotras podemos.
Lo hacemos todos los días, desde niñas, desde jóvenes, como madres, como abuelas, sin pedir respiro o privilegios.
Y las mujeres claro que podemos también con la contienda política, ganando elecciones difíciles, casi imposibles, con todo en nuestra contra, contra insultos de género… así lo demostramos aquí en Yucatán en 2007, así lo acabamos de demostrar en Sonora.
Y además, además, tenemos a hombres modernos, visionarios, compañeros, dispuestos a ser nuestros aliados en esa lucha, y basta con poner dos ejemplos.
Ahí está el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, que con su iniciativa para asegurar verdaderos espacios político-electorales a la mujer en nuestras elecciones, ha transformado la dinámica partidista a favor de la mujer… haciendo realidad un país donde se avanza Uno-a-Una, donde Uno-a-Una las mexicanas pueden transformar a México.
Ahí está Rolando Zapata, nuestro gobernador, que por tres años le ha cumplido bien a Yucatán, en cada compromiso, en sus compromisos con la mujer, con la inclusión, con bienestar para todos y también para todas.
Y de eso se trata, de transformar como lo está haciendo nuestro Presidente, de cumplir como lo hace el Gobernador Zapata Bello… se trata de emprender nuevos esfuerzos para mover de nuevo la historia del país.
Salvador Alvarado lo dijo muy claro cuando le hablo a la mujer yucateca en 1916…
Él gran revolucionario lo dijo, y lo cito a la letra…
“Amigas de Yucatán, la sublime religión del pensamiento está en avanzar, en volar alto, en mirar lejos, en ser fuerte, en ser grande”
Así que hoy, a las mujeres mexicanas de este Siglo XXI, de este 2016 yo las convoco…
Las convoco a que siguiendo las palabras del Salvador Alvarado… juntas volemos más alto, miremos más lejos, seamos más fuertes, pensemos en grande, y sobre todo, haciéndole caso a nuestro corazón… salgamos sin miedo y con mucho coraje, con toda la casta, a hacer nuestros sueños realidad.
(Intervención de Ivonne Ortega Pacheco, ex gobernadora del Estado, durante la ceremonia conmemorativa del centenario del Primer Congreso Feminista de Yucatán. Mérida, Yuc., 13 de enero de 2015)

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