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Pobreza intensifica el frío

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img_1455006922_2415b5c92f7c9125c7d4MONTE OLIVO, BACALAR.- Las bajas temperaturas que se han sentido en el sur de Quintana Roo como parte de los frentes fríos números 35 y 36, han paralizado parcialmente las labores domésticas y de campo de los pobladores de Monte Olivo, en el municipio de Bacalar, al grado de que los más ancianos y los niños deben permanecer en cama y bien abrigados una vez que se oculta el Sol y hasta poco después del amanecer.
El intenso frío que desde el pasado fin de semana ha pegado a esta comunidad de no más de 35 familias, los ha obligado a buscar todos los métodos posibles para mantenerse calientes, y entre sus opciones diariamente tienen que quemar leña que colocan debajo de sus hamacas o a un lado de sus camas, así como también hierven constantemente el agua hasta para lavarse las manos.
Aunado a ello, al ocultarse el Sol entre las 6 de la tarde y 7 de la noche, todas las familias se resguardan en sus casas y nadie sale hasta la mañana siguiente, pues el frío por las noches es tanto que no se aguanta a la intemperie.
Los campesinos de la tercera edad siguen trabajando diariamente en sus parcelas, pero debido a las bajas temperaturas que se sienten en la madrugada, tienen que iniciar sus labores en el campo a partir de las 7 de la mañana, cuando empieza a salir el Sol, ya que no existen condiciones para hacerlo a las 5 de la mañana tal como acostumbran, ya que en ese horario es cuando se siente más el frío.
Monte Olivo se caracteriza por ser una pequeña comunidad del municipio de Bacalar que está conformada por familias mayas procedentes de Yucatán y Chiapas, y por ser un sitio escondido entre el vasto monte, los efectos de los frentes fríos 35 y 36 les han pegado más fuerte que a los habitantes de la ciudad.
Aunado a ello, las casas de este poblado son pequeños espacios hechos de madera y techo de cartón o penca de palma, en su mayoría con suelo de tierra y con muchos orificios por donde el aire frío puede colarse; de ahí que las bajas temperaturas se padezcan con mayor intensidad en este lugar.
Además, por ser familias de muy bajos recursos, carecen de colchas, cobertores y abrigos suficientes para protegerse del frío, por lo que hay quienes se ponen doble ropa para mantenerse calientes o comparten sus pocas cobijas entre toda la familia, acomodándose para dormir todos juntos en un mismo lugar y tapándose lo mejor que puedan.
Incluso, los pobladores diariamente tienen que encender leña para poner debajo de sus hamacas o a un lado de sus camas, ya que eso les sirve para mantenerse en calor; aunque por las noches este método es muy poco efectivo ya que la leña se apaga rápidamente por tanto frío, y no hay quien pueda estarla encendiendo durante toda la noche.
“Aquí donde vivimos sientes que te congelas, especialmente los ancianitos que somos muchos en esta comunidad, porque el frío es tanto que aunque te pongan todas las cobijas lo sigues sintiendo, y eso nos agota y nos hace que duela nuestro cuerpo y que nos enfermemos. Desde que empezó a hacer tanto frío yo sólo la paso abrigada en mi hamaca y no puedo salir de casa porque mi cuerpo no soporta tanto frío, así que sólo me la paso acostada y bien tapada”, dijo la abuelita Isabela Ek Canché al tiempo que su familia le colocaba leña encendida debajo de su hamaca.
Los pobladores dicen que el frío es tanto que deben calentar el agua hasta para lavarse las manos, porque como la mayoría recurre al agua de pozo, ésta sale en extremo helada, al grado de entumirles las manos si no la calientan previamente.
Para bañarse igual sufren, porque los entrevistados mencionaron que de nada sirve calentar el agua ya que a los pocos minutos se vuelve a enfriar, y eso ha ocasionado que haya quienes no se puedan bañar todos los días, especialmente los más pequeños porque de hacerlo se exponen a enfermarse de las vías respiratorias.
Por su parte, la viejecita Ana Alvarado Jiménez dijo a POR ESTO! de Quintana Roo que, a causa de tanto frío y los pocos abrigos con los que cuentan, su esposo se ha enfermado de las vías respiratorias, dándole tos y calentura, y a pesar de que debe mantener reposo, él sigue yendo todos los días a trabajar en su parcela.
“No le queda de otra que trabajar, porque si no trabaja no comemos, y lo único que pido es a Dios para que me lo cuide y llegue con bien, porque el frío está muy feo y nosotros los ancianitos lo sentimos en los huesos y nos hace más daño, y mi esposo va con su chamarrita al campo porque no tenemos dinero para comprar otros abrigos, y por eso se enferma”, comentó la abuelita Ana Alvarado.
Por otro lado, el subdelegado de la comunidad, Óseas Gutiérrez Huerta, dijo que a partir de las 6 de la tarde, cuando se empieza a ocultar el Sol, ya nadie sale de sus casas sino hasta el amanecer, porque “se siente el frío tremendo, y si con trabajo y se soporta dentro de la casa, fuera no se puede aguantar, y por eso nadie sale, todos se quedan en sus casas tratando de protegerse lo mejor que puedan”.
Los niños son los más abrigados, ya que al igual que los abuelitos están más propensos a enfermarse a causa de las bajas temperaturas, y lamentablemente en Monte Olivo carecen de servicios médicos, por lo que para atenderse clínicamente deben recorrer 14 kilómetros por un camino en muy mal estado para llegar al Centro de Salud de la comunidad de Zamora.
Los efectos de los frentes fríos 35 y 36 han paralizado parcialmente las labores domésticas y del campo del ejido Monte Olivo, y ante ello sus habitantes pidieron el apoyo de sus autoridades municipales y estatales para que, por lo menos, puedan ser dotados de algunos cobertores y abrigos con los cuales mantenerse en calor.

Fuente: Por Esto! Por Gabriel E. Manzanilla

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