Francisco reivindica a “Tatik” Samuel
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hace 9 añosen
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MEXICO, (SinEmbargo/Apro/AP/EFE/DPA).– El Papa Francisco reivindicó hoy a Samuel Ruiz (1924-2011), obispo fallecido en 2011 vinculado a la Teología de la Liberación e identificado con las causas de los más pobres.
Antes de oficiar la misa en la catedral de San Francisco, el Papa Francisco estuvo en la tumba del obispo Samuel Ruiz, un hombre que no fue bien acogido por el Vaticano, incluso fue difamado, criticado por la curia mexicana.
Indígenas mexicanos agradecieron al Papa Francisco por haberlos visitado, pero sobre todo por ponerles la atención que otras personas no les han dado.
“Aunque muchas personas nos desprecien, tú has querido visitarnos y nos has tomado en cuenta, como la Virgen de Guadalupe a San Juan Dieguito”, le dijeron indígenas tzeltales y tzotziles en un mensaje ofrecido en sus lenguas y traducido al español durante la misa multitudinaria en San Cristóbal de las Casas, en el estado de Chiapas.
“El hecho de que el papa Francisco tenga un momento de oración, de silencio frente a la tumba de jTatik Samuel es sumamente significativo, es avalar un trabajo, un caminar de 40 años. Muy semejante al obispo defensor de los pobres, Fray Bartolomé de las Casas, al principio de la época de la colonia”, dijo el párroco de Bachajón, José Javier Avilés Arreola, miembro de la Compañía de Jesús.
“Agradecemos a Dios el que jTatik Francisco haya pedido venir a esta Diócesis pobre, una Diócesis que económicamente hablando tiene poco que ofrecer. Pero con una gran riqueza de caminar en defensa de sus derechos, una pastoral integral que hemos llevado por muchos años, eso es lo que viene a fortalecer jTatik Francisco, a hablarnos del perdón, a decirnos que podemos seguir caminando con las ilusiones de este pueblo, de seguir siendo libre y seguir luchando por su propia tierra, por sus recursos, desde la palabra de Dios, desde el evangelio, desde el ayuno, desde la comunión, desde el perdón. A eso nos invita jTatik Papa Francisco”, dijo el religioso también conocido el padre Pepe Avilés.
Avilés recordó que el obispo Samuel Ruiz García fue un obispo incomprendido, tanto así que le cancelaron desde el Vaticano la ordenación de diáconos casados, y por 14 años no hubo ordenaciones. Fue gracias a la gestión del actual obispo Felipe Arizmendi Esquivel como se logró que por fin el año pasado el Papa Francisco levantara el veto y se reiniciaron las ordenaciones de diáconos.
Explicó la importancia de esos diáconos, y que no es el diácono que se ve ayudando en las misas pues los de esta Diócesis son verdaderos pastores que dirigen a su comunidad, pero hay también pastoras, pues los Diáconos caminan con sus esposas.
“Los diáconos no conciben un servicio que sea individual, caminan los dos juntos, van en comunión. En ese sentido de equidad de género, occidente tendrían mucho que aprender porque saben trabajar en pareja”, subrayó.
Defensor de los pobres
Muchas veces acusado de extremista o de colaborar con grupos de izquierda, Samuel Ruiz García, llamado “Tatic” por indígenas chiapanecos, fue un obispo defensor de las causas de los marginados.
El gobierno de Carlos Salinas de Gortari lo quiso vincular con levantamiento armado de los indígenas en 1994. El de Ernesto Zedillo Ponce de León lo acusó de mantener “una ideología de la violencia”, pues muchas de las comunidades levantadas eran cercanas a él y a su trabajo pastoral.
El Vaticano ordenó suspender las ordenaciones, tan necesarias para la Iglesia de Chiapas por la dispersión de comunidades y la falta de sacerdotes. Estuvieron frenadas unos 15 años. Francisco, después de analizarlo, volvió a autorizarlas hace un año.
“Algo no le gustó a la Curia de Roma, no al Papa”, dijo a la agencia dpa el sacerdote misionero jesuita Eugenio Maurer, de 88 años, al recordar los recelos del Vaticano. “Pero cuando llegó Francisco dijo: Voy a estudiar con mucho cariño esto. Y a los tres meses dio el permiso”.
México le debe a “Tatic” el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, por ejemplo, una de las primeras organizaciones civiles dedicadas a defender las causas de las minorías en el país.
Ruiz llegó como obispo a Chiapas en 1959. Durante años fue casi la única voz de las comunidades indígenas y se involucró hasta en su sustento. Cuando estalló la guerra de enero de 1994, fue mediador entre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el Gobierno federal. En 1999, muchos creen que por presiones del Estado mexicano, tuvo que dejar de ser obispo de San Cristóbal de las Casas.
Premio Simón Bolívar de la Unesco en el 2000 por su compromiso con la paz y la dignidad de los pueblos; premio internacional de Derechos Humanos de Núremberg en 2001 por su defensa constante de los derechos humanos en Chiapas, México. La Universidad Iberoamericana, la Universidad Autónoma de Barcelona y la Universidad Autónoma de Sinaloa le dieron honoris causa.
Fue un aliado de las causas de los desprotegidos y una voz alzada contra las injusticias hasta el 24 de enero de 2011, cuando murió en la Ciudad de México.
Algunos indígenas presentes en la misa del Papa Francisco en Chiapas, contaron la experiencia que vivieron la mañana del lunes. Con la ayuda de un traductor, una indígena tzotzil de 39 años de edad llamada María Pérez, dijo que el mensaje papal le trae buenas noticias para su vida y que se sintió conmovida cuando habló de la pobreza.
El agricultor Jeremías Pérez, de 46 años, quien vistió un traje ceremonial para hacerle entender al papa que los indígenas estaban presentes, resaltó el mensaje sobre el campo. ”Lo más importante que dijo fue sobre la tierra, que no la respetamos”, dijo Pérez, quien habló de la discriminación y pobreza en las comunidades indígenas. “El papa vino a rescatar nuestro corazón como pueblo indígena”.
Rechazado por la élite
El Pontífice llegó a la Catedral de San Cristóbal, sede de una de las diócesis más antiguas de América con 450 años, después de almorzar con ocho líderes indígenas en el marco de una intensa agenda en el que los pueblos originarios han sido los protagonistas.
Tras entrar en el santuario religioso, se dirigió directamente al lugar donde está la tumba de Ruiz , donde rezó durante varios minutos.
Luego saludó a algunos de los presentes en la catedral antes de partir nuevamente en el papamóvil camino al helicóptero que le llevará a Tuxtla Gutiérrez, capital de Chiapas, donde participará en el tradicional encuentro de familias.
Francisco “viene a encontrarse con la tumba, pero para nosotros como creyentes, Samuel Ruiz está vivo”, dijo a Efe antes de la visita papal a la catedral el sacerdote jesuita Pedro Arriaga, quien durante varios años trabajó con “Tatik” (padre en lengua tzotzil), como le llamaban cariñosamente las comunidades indígenas.
La presencia de Jorge Mario Bergoglio en la tumba de Samuel es “una reivindicación a un obispo que muchas veces fue incomprendido, fue rechazado, sufrió mucho”, indicó el párroco de la localidad de San Juan Chamula.
“Yo creo que nunca imaginó que un papa viniera a ofrendar una flor, a encender una candela en su tumba, y nosotros nos sentimos emocionados”, comentó.
Muchos lo describen como “el caminante, el hombre que recorrió toda la diócesis, que entregó su vida”.
“Es lo mismo que está haciendo Francisco: “caminar, ir a las periferias, salir a las calles”, remató el sacerdote, al recordar que “Samuel fue muy fiel al Concilio Vaticano II, fue padre conciliar, y se mantuvo en este espíritu de evangelizar y reconocer al indígena como sujeto”.
Cuando se produjo el levantamiento zapatista en 1994, el obispo “intervino ahí como mediador de paz, pero nunca como instigador, incluso cuando supo de la violencia que se estaba preparando, la diócesis rompió las relaciones” con el EZLN y se mantuvo al margen, recordó.
“Él logró que en unos días se diera el alto el fuego y comenzaran los diálogos de paz en la catedral de San Cristóbal”, apuntó y añadió que “siguió siempre buscando caminos de reconciliación”.
Se le trató de ligar con ese movimiento, pero como “lo expresó Raúl Vera: nos han perseguido, nos han matado nuestros catequistas, han expulsado a nuestros sacerdotes a raíz del conflicto, pero de lo único de lo que no se nos puede acusar es que no hemos dejado de ser fieles a la Iglesia”, sentenció.
El Papa “Tatik”
Lo llamaron “Tatik”, que significa nuestro padre. Le dieron el bastón de mando y le agradecieron haberlos tomado en cuenta cuando todos los desprecian. En Chiapas, el Papa Francisco reivindicó a los indígenas y los indígenas lo bendijeron a él.
“Gracias porque pones tu corazón cerca del nuestro y estás con nosotros”, le dijo un hombre indígena en su lengua, al final de una misa ante cien mil personas bajo un sol inclemente en San Cristóbal de Las Casas. “Aunque muchas personas nos desprecian, tú has querido visitarnos y nos has tomado en cuenta”, afirmó.
Fue una misa emotiva y dura. El Papa, siempre sonriente en sus encuentros con la gente, mantuvo un semblante serio para denunciar la “opresión” y el maltrato que han sufrido los indígenas y su frustrada esperanza de obtener justicia.
“De muchas formas y maneras se ha querido silenciar y callar ese anhelo, de muchas maneras han intentado anestesiarnos el alma”, clamó Francisco. “¡Qué tristeza!”, añadió. “Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir: ¡Perdón!”.
Los indígenas se volcaron con él. Y lo expresaron también en su manera particular de relacionarse con Dios. Bailaron lentamente balancéandose de un lado a otro en una oración ritual colectiva de acción de gracias.
“Llévanos en tu corazón con nuestra cultura, también con nuestras alegrías y nuestro sufrimiento, con las injusticias que padecemos”, le expresó al papa una mujer vestida en su traje tradicional.
Francisco ha dado un paso fundamental en Chiapas. Hizo un reconocimiento no sólo de los indígenas y de sus lenguas en la liturgia, sino en general de la “teología india”, cercana a la teología de la liberación, impulsada por el fallecido obispo Samuel Ruiz durante 40 años desde San Cristóbal de Las Casas.
Uno de los mensajes al final de la misa evidenció el cambio: “Muchas gracias, Tatik, por autorizar nuevamente el servicio del diaconado permanente indígena con su cultura”, le dijeron. “Por haber aprobado el uso en la liturgia y el ritual de la misa en nuestros idiomas”.
El diaconado permanente indígena, en el que las mujeres tienen un papel importante como compañeras de sus esposos, fue uno de los puntos de conflicto entre Ruiz y el Vaticano en tiempos de Juan Pablo II.
El diaconado permanente existe no sólo en Chiapas, sino en toda la Iglesia católica, aunque con los indígenas tiene sus propias particularidades, como una mayor participación de sus mujeres.
La esposa de un diácono permanente se encargó hoy de incensar el presbiterio -el área donde está el altar- en la misa papal. También un diácono y su esposa estuvieron entre los ocho indígenas elegidos para almorzar con Francisco.
Al recibir el ministerio los diáconos pasan a formar parte del clero. Para regresar al estado laico requieren de una autorización del papa. Hombres solteros o casados, en ese caso con el consentimiento de su esposa, son ordenados y pueden bautizar, casar, dar la eucaristía y bendecir. Pero no confesar, consagrar o dar la unción de los enfermos, algo reservado a los sacerdotes.
En Chiapas Ruiz ordenó a unos 300 indígenas como diáconos permanentes y hubo dudas sobre su preparación, sobre el papel de sus esposas y también porque supuestamente se descuidó al mismo tiempo la ordenación de sacerdotes.
Hace 16 años, después de que Ruiz dejara la diócesis, había 20 seminaristas y 334 diáconos permanentes. Ahora hay 76 seminaristas y unos 350 diáconos permanentes, según explicó en entrevista el obispo Felipe Arizmendi, sucesor de Ruiz.
Los diáconos indígenas son todos “pobres, viven de su trabajo pero dedican parte de su tiempo a su comunidad”, explicó Arizmendi.
La visita de Francisco a San Cristóbal, una diócesis donde las dos terceras partes de la población son indígenas, incluyó una visita a la Catedral donde está la tumba del obispo Ruiz.
“Para mí, la venida del papa es una ratificación, un reencuentro de la Iglesia universal con la Iglesia de San Cristóbal de Las Casas”, dijo el sacerdote dominico Gonzalo Ituarte, que trabajó con Ruiz.
Diócesis de San Cristóbal
La diócesis de San Cristóbal de las Casas fue fundada el 19 de marzo de 1539; ahí han oficiado al menos 37 obispos, dos de ellos figuras históricas de la defensa de los pueblos indígenas, Fray Bartolomé de Las Casas y Samuel Ruiz García.
La Diócesis de San Cristóbal de Las Casas es la quinta más antigua, después de Tlaxcala, México, Morelia y Oaxaca. Aunque originalmente era llamada la Diócesis de Chiapas, en 1957 fue conformada como la Diócesis de Tapachula, y en 1965 la Diócesis de Tuxtla.
Aunque se creó en 1539, los primeros dos obispos nombrados nunca llegaron, por lo que fue hasta en 1545 que tuvo un líder: Fray Bartolomé de Las Casas.
En la historia de la diócesis se reseña que a pesar de no haber permanecido aquí más de un año, “a toda hora predicó el Evangelio, cuyas ‘semillas´ descubrió en las culturas autóctonas, empeñándose en rescatarlas y darles su justo valor. Su trabajo más trascendente fue en las Cortes Españolas y en sus Universidades, donde denunció la pobreza, explotación, desprecio y marginación que los pueblos indios sufrían a mano de los conquistadores”.
Ese obispo, cuya memoria dio nombre a esta ciudad, murió en Madrid el 17 de julio de 1566.
Bustos, organismos de derechos humanos, centros de estudios y archivos históricos honran su memoria “siguen siendo interpelación para trabajar decididamente en favor de los hermanos, hombres y mujeres, que sufren, e inspiración para comprometernos en la defensa de sus derechos, no sólo como personas sino como pueblo, buscando ser fieles al Evangelio del Señor”.
El obispo Samuel Ruiz García fue consagrado en San Cristóbal el 25 de enero de 1960. Como obispo coadjutor, Raúl Vera llegó el 4 de octubre de 1995; fue trasladado a Saltillo a fines de 1999. El actual obispo, Felipe Arizmendi Esquivel, asumió su cargo el 1 de mayo de 2000. El 10 de Julio de 2003 fue ordenado Monseñor Enrique Díaz Díaz, Obispo Auxiliar, ahora designado Obispo Coadjutor.
Felipe Arizmendi Esquivel ha presentado su renuncia por haber cumplido los 75 años de edad, misma a la que no ha dado entrada el Vaticano.
Fuente: Por Esto!
