Mexico.- Durante el Día de la Tierra de 2016, representantes de 175 Gobiernos se reunieron en Nueva York para firmar el histórico Acuerdo de París sobre Cambio Climático, el cual incluye apoyo para medidas de adaptación y mitigación del cambio climático en el sector forestal. El secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, calificó a los bosques como “uno de los sistemas naturales de captación y almacenamiento de carbono más eficaces y eficientes en función de los costos”. Según una estimación, detener la deforestación y reforestar podría ayudar a lograr un tercio (i) del objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y estabilizar el cambio climático, manteniendo el aumento de la temperatura en 2 oC.
Pero los bosques no solo son importantes porque están en el centro de la retórica de alto nivel y las negociaciones mundiales, sino que también porque dan a las personas empleos estables y sostenibles y ayudan a las comunidades a progresar. Se puede tomar como ejemplo la historia de Maribel Xóchitl, una madre soltera que trabaja como guardabosques en el pueblo de La Trinidad, ubicado en las montañas del estado mexicano de Oaxaca.
“Es una oportunidad tan grande de trabajar”, dice ella. “No solamente servimos pare ser amas de casa o estar en la cocina, sino también para hacer los trabajos que estamos haciendo… Ahora tengo un sueldo. Los días domingos, puedo invitar a mis hijos y decirles ‘vamos a comer, hoy no se cocina’, y vamos a comer a tal lugar. Y la satisfacción de decir ‘yo pago’”.
La mitad de los empleos en La Trinidad ahora se relacionan con los bosques, e incluyen el trabajo de Maribel que consiste en mantener los bosques comunitarios; negocios de carpintería en los que se usa madera extraída de manera sostenible, y el funcionamiento de un albergue ecoturístico. Todos los ingresos del programa forestal van directamente a los residentes, quienes deciden cuál es la mejor manera de gastarlos. En el pasado, fueron invertidos en la pavimentación de caminos y la construcción de una biblioteca y un centro recreativo para los jóvenes.
Las comunidades son propietarias de alrededor del 80 % de los 64 millones de hectáreas de bosques que existen en México, pero no siempre han recibido los beneficios económicos de estos recursos. A menudo, se lleva a cabo la tala de los árboles para usar el suelo con fines agrícolas u otros. El Banco Mundial ha apoyado al Gobierno mexicano durante casi dos décadas para que el exitoso caso de La Trinidad se convierta en una historia habitual en todo el país. Por ejemplo, los proyectos de desarrollo forestal comunitario (PROCYMAF) se concentraron en fortalecer las instituciones comunitarias y aumentar el conocimiento sobre la gestión forestal y la conservación, y a la vez desarrollar fuentes de ingresos alternativas y sostenibles. Entre 2003 y 2008, gracias a estos proyectos, la tasa de empleo aumentó en un 27 % en las comunidades y los ejidos destinatarios de los proyectos, en tanto que el valor neto de los bienes y servicios forestales que ellos produjeron se incrementó en un 36 %. El Programa sobre los bosques (PROFOR), (i) brindó también capacitación y apoyo para mejorar la competitividad de las empresas forestales comunitarias.
Mediante el actual Proyecto sobre Bosques y Cambio Climático , el Banco Mundial colabora con la Comisión Nacional Forestal de México (CONAFOR) para promover nuevos modos de gestionar los paisajes de manera productiva y sostenible. El punto crucial del programa es apoyar a las comunidades para que puedan acceder a los beneficios económicos de largo plazo que los bosques bien administrados pueden proporcionar. Desde sus inicios a fines de 2012, el proyecto ha ayudado a las comunidades y los ejidos[i] a transformar más de 1,8 millones de hectáreas en bosques gestionados de manera sostenible. Aproximadamente, 1000 ejidos y comunidades han recibido asistencia para establecer centros de conservación y gestión sostenible de los bosques, y se han creado alrededor de 9000 empleos.
Estos beneficios socioeconómicos no están alejados de los objetivos climáticos mundiales, por el contrario están sentando las bases para lograr la promesa de México de detener la deforestación y reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en un 22 % a más tardar en 2030. (i) Estos ambiciosos compromisos han contado con un importante respaldo de los fondos sobre el clima, recibiendo USD 42 millones del Programa de Inversión Forestal (FIP) (i) de los fondos de inversión en el clima (CIF). (i)
Además, el Fondo Cooperativo para el Carbono de los Bosques (FCPF) (i) del Banco Mundial otorga asistencia al país en el desarrollo de un programa de reducción de emisiones (“Programa de RE”) en cinco estados especialmente afectados por la deforestación y la degradación forestal (Campeche, Chiapas, Jalisco, Quintana Roo y Yucatán), y de este modo se amplían “las medidas preliminares” puestas a prueba en el marco del Proyecto sobre Bosques y Cambio Climático. El Programa de RE apoyará los esfuerzos de las comunidades destinados a emprender actividades de desarrollo rural con bajas emisiones de carbono. Ya sea que se trate del cultivo de árboles en tierras de pastoreo o la restauración y la certificación de bosques, dependerá de las comunidades locales, con la asistencia de agentes técnicos, dar forma a sus propios planes de inversión quinquenales. Mediante la aplicación experimental de un enfoque impulsado por la comunidad flexible, en el contexto del marco legal de México sobre la reducción de las emisiones debidas a la deforestación y la degradación forestal (REDD+), estos esfuerzos tienen el objetivo de preparar el terreno para iniciativas de gestión sostenible de los bosques aún mayores.
[i] Un ejido es una manera de tenencia de tierras, que consiste en un grupo de miembros indígenas o no indígenas que tienen derechos, estipulados por ley, sobre recursos comunales. En el marco de este tipo de tenencia de la tierra, una familia tiene el derecho de recibir una parcela, cuya asignación es responsabilidad de la asamblea comunitaria.
Fuente: Info Rural