JOSÉ MARÍA MORELOS.- La comercialización de carne de venado se ha convertido en un lucrativo negocio para cientos de campesinos, quienes prácticamente abandonan las herramientas de campo para dedicarse a la cacería; el autoconsumo no los motiva, pero sí las ganancias entre 100 y 120 pesos por kilo que obtienen.
La caza furtiva representa un problema muy serio y delicado, ya que la depredación que se viene efectuando es definitivamente irreversible y es precisamente por ello que se requiere de la vigilancia de las autoridades correspondientes.
Durante años, los campesinos y cazadores furtivos han hecho de esta actividad su modus vivendi; sin embargo, constantemente son acosados al ser sorprendidos matando animales que les pasan enfrente, para posteriormente, muy quitados de la pena, acuden a restaurantes a comercializar el producto ilícito, cuyos precios varían según la especie y por la prisa por deshacerse de la carga furtiva, muchos de ellos ya tienen seleccionados a sus clientes y directamente acuden para realizar sus entregas.
Nazario Pech Borges, quien durante años se dedicó a la caza para llevar alimentos a la mesa de su familia, dijo que la situación de la cacería furtiva es mucho más peligrosa de lo se pueden imaginar los funcionarios encargados de la preservación de la fauna silvestre, pues por lo general nunca salen de sus oficinas y visitan el campo, a menos que sea en calidad de vacaciones.
En la selva de la Zona Maya mucha gente arrasa con toda clase de animales en peligro de extinción utilizando artes prohibidas, lo que de alguna manera es muy difícil poder controlar esta ilícitas actividades, lo que obliga a implementar acciones de vigilancias para evitar cuando menos el incremento de las depredaciones, ya que erradicarlas es materialmente imposible; para ello, es necesario que el mismo pueblo tome conciencia de lo irracional de sus actitudes y que será demasiado pobre el legado que se dejarán como herencia a las generaciones futuras.
Por su parte, el conocido líder natural Marcelo Poot Pat expresó que es necesaria una relación más interinstitucional entre las dependencias federales para imponer mayor seriedad al asunto relacionado con la depredación de la fauna silvestre, ya que la extinción de algunas especies es inminente ante la excesiva cacería, debido a que el hombre acaba con todo lo que encuentra a su paso y no sólo es por necesidad, sino por vicio y ambición.
Fuente: Carlos Hernández Báez > Quequi