Mientras los reflectores se centran en la votación que salvó al diputado de Morena, Cuauhtémoc Blanco, de enfrentar la justicia por intento de violación, una realidad mucho más cruda persiste en el olvido: la crisis de desapariciones y violencia en el país.
Apenas hace unos días, en Jalisco, se encontraron montones de zapatos que pertenecían a personas desaparecidas, un hallazgo estremecedor que debería estar en la agenda pública y política con la misma fuerza. Pero, como siempre, la distracción llega puntual.
El caso del exfutbolista convertido en político se volvió el tema del día, dejando en segundo plano la verdadera urgencia: la inseguridad, la impunidad y el dolor de miles de familias que siguen buscando a sus seres queridos. Y lo peor: el respaldo de las diputadas de Morena a su compañero acusado. “¡No estás solo!”, le decían, mientras la sesión cerraba con 291 votos a favor de que el desafuero no procediera.
La política en México sigue demostrando que no se trata de justicia ni de principios, sino de conveniencias y acuerdos. Mientras tanto, las víctimas siguen sin respuestas, los desaparecidos sin ser encontrados y las mujeres sin la certeza de que la sororidad no es solo un eslogan vacío.
