En junio de 2022, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) creció 0.84 por ciento respecto al mes anterior; con este resultado, la inflación general anual se ubicó en 7.99 por ciento, informó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Se trata del mayor nivel de la inflación anual desde enero de 2001.
¿Cuál es el problema con esto? Pues que muchos de los productos de la canasta básica aumentaron sus precios a niveles que no se imaginaron, y es que si bien la inflación ha sido una constante con la que hemos lidiado año con año, hemos llegado a un punto donde los precios son ya ridículos.
El kilogramo de pollo y la papa por ejemplo, son de los que sufrieron un alza, eso sin mencionar los precios de la vivienda y por supuesto la gasolina, la cual en muchas partes del país supera los 22 pesos el litro regular.
“Ahí vemos como le hacemos” dicen muchos ante los aumentos, pero recordemos que el hecho de que las cosas suban de precio no significa que los salarios irán en aumento, al contrario, con una inflación de tal grado el poder adquisitivo será cada vez menor, y créanme, los salarios no van a aumentar, pues las empresas también tiene que ver la manera de mantenerse y de sacar la nómina, y cuando esto no sea posible, empezaran los recortes de personal y otras tantas consecuencias que podrían darse si esto sigue en aumento.
Por lo pronto queda aplicar las matemáticas en casa y ponerse la camiseta del ahorrador, pues la economía nacional no está para andarnos dando lujos, y como toda situación del mundo económico, el futuro es incierto es impredecible, así que toca prevenir.
